lunes, 9 de enero de 2017

Nuevos discursos para nuevos tiempos.

"No sólo hay desigualdad en la distribución de la riqueza, sino en la satisfacción de las necesidades básicas".
José Saramago.
Premio Nobel de Literatura.

Podemos surgió principalmente de la ilusión de millones de personas frente a la ampliación de la desigualdad social, el autoritarismo, la psicopatía social y la corrupción durante la crisis, dieron una importante respuesta cívica que muchos no esperaban que se produjera en España.
Siempre pensé que sería cuestión de tiempo que se conformara una nueva etapa de protesta social, porque así fueron sus inicios, lo que la prensa llamaba o llama despectivamente "populistas" se convirtieron es un amplio movimiento popular progresista y democratizador, por más que a muchos les pese. Una tendencia sociopolítica y cultural, que pese a las campañas de desprestigio ha cristalizado en un electorado algo más que indignado y de emergencia, con capacidad de análisis para poder calificar la deficiente calidad democrática en el que se encuentra situado este país a nivel europeo, donde el neoliberalismo salvaje y corrupto nos ha llevado durante demasiados años de transición, o así nos decían que se llamaba, a despojarse de los hábitos franquistas, que a día de hoy ni siquiera eso ha desaparecido.
Ningún politólogo europeo discutiría que Podemos y sus confluencias reconfiguran el campo progresista español, ya no son los que prometían lo imposible, ahora es un partido consolidado con nuevas expectativas de cambio en procesos y opciones abiertas para un cambio institucional y socioeconómico en este país, con visibilidad europea y posibilidades de gobierno.
Para profundizar en su significado, son sus discursos sobre el cambio social y político los más concretos del espectro político actual, donde no quedan como meras teorías interpretativas, sino representan a la mayoría de los movimientos sociales de contienda política en España aportando realmente una perspectiva democrática, igualitaria y transformadora sobre las claves teóricas para avanzar en una comprensión más profunda del nuevo ciclo sociopolítico español, donde todos somos esenciales, todos, desde la necesaria figura de un líder, como la de la militancia, los activistas, etc. donde todos son principales actores. En Podemos creo que no hay nadie prescindible, lo creo y me gustaría que así siguiera siendo, tal vez parezca utópico viendo lo contrario del discurso que manejan algunos medios y partidos interesados en atraer hacia sí a un sector con distintas propuestas dentro del partido.
Tal vez, la mayor crisis en Podemos es la que los medios masivos de comunicación hacen de ellos masificando la noticia tergiversada y minimizando sus méritos. En Podemos hay fallos, por supuesto, no son perfectos, pero demuestran sin embargo que la sabiduría comete un error cada día.


Recuerdo cuando prensa e intelectuales en momentos de creciente desprestigio de la política y de grave crisis de las instituciones públicas, apoyaban a partidos de "cambio" que realmente no lo eran tanto. Ahora no sucede aquello, ahora hemos individualizado el discurso que nos vende la vieja política y asumimos lo que nos venden como adulteradamente propio después de leerlo (el que lee).
Las ideas y los conceptos fundamentales de la vieja  política actual: justicia, libertad, derechos humanos, corrupción, terrorismo, federalismo, revolución, liberalismo, socialismo, etc. lo convirtieron unicamente en una remodelación de los viejos términos de un vetusto sistema al que estaban saqueado.
Es importante conocer cuáles son las implicaciones de los cambios o modelos propuestos por Podemos. Qué sistema político implementar, qué ley electoral, cómo financiar a los partidos evitando corrupción el clientelismo, qué formas existen de control y separación de poderes o cómo se protege a las minorías sociales. Una sociedad que entienda la política es la máxima garantía de la pervivencia de la democracia. Por esa razón, el debate político hoy presente en Podemos acompaña a un conocimiento esencial que brindó esta opción a quienes vieron que su futuro dependía de cuatro amiguetes y cuatro grandes empresas.

Después de cuarenta años de dictadura, la Transición ha sido representada y explicada como el triunfo de la democracia. Creíamos que teníamos unos líderes moderados e inteligentes, un pueblo maduro y responsable, hasta que nos tocaron el bolsillo, el empleo, la sanidad, la educación, las pensiones, etc. y descubrimos que aparte de mentirnos nos robaban. La oportunidad de un cambio político surgió de Podemos, les guste o no. El miedo de la vieja política era palpable viendo como peligraba su aventura; fuera de su consenso solo quedaba espacio para amenazar a una población temerosa a un cambio que curiosamente los más corruptos calificaban de extremista e involución. Porque para ellos robar debe de ser símbolo de estabilidad y progreso.
Una imagen más que se repetía cada día, libros, prensa, televisión, radio, etc. que hasta hace bien poco ha servido de pilar ideológico de personas con poca capacidad de análisis en este país. Ofrecían (y lo siguen haciendo) una interpretación absolutamente distinta a la realidad, prostituida cuya finalidad es penetrar en el miedo al cambio político. Todo esto no se explicaría en la mayoría de países europeos, la acción de un puñado de personajes tampoco sería el resultado de un amplio consenso político-informativo en torno a una democracia posible, ni siquiera como consecuencia de los acuerdos entre élites de lo que llaman la izquierda socialista más los creadores del reformismo franquista en el PP, los que hoy forman la gran coalición que se encallan en la crítica vulgar, sin análisis político, de brocha gorda y mediocre. De los creadores de la Transición, y el "cambio político consecuente", los que nos dieron como respuesta una vasta crisis económica que se llevó y aún se sigue llevando a muchos por el camino, porque los términos política y social que se desplegaron fueron unicamente contradicciones que generaron sus propias fuerzas heredadas del franquismo.
Una perspectiva como centro de la explicación del surgimiento de Podemos, un partido que devuelve el protagonismo a las luchas en las fábricas, movimientos vecinales, los movimientos sociales y, en general, la ola de cambio democrático que experimentan nuestros vecinos europeos. Podemos se ha enfrentado a estas poderosas fuerzas, el problema de la Transición fue el de cómo integrarlas y así neutralizarlas. El resultado fue un régimen de nuevo cuño, la democracia ultraliberal, que si bien satisfacía algunas de las nuevas demandas, las encuadraba en un marco político que apuntalaba y reproducía los intereses de viejas y nuevas oligarquías. En esto consistió el fracaso de la democracia en la Transición española y el éxito de un partido llamado Podemos formado y dirigido por la gente.