lunes, 19 de diciembre de 2016

Queridos Reyes Magos:

Os extrañará que después de tanto tiempo os escriba hoy, un 19 de diciembre de 2016, pero no puedo esperar mucho más y quiero aclarar ciertas cosas que han ocurrido desde que, con todas las reservas del mundo creo en vosotros.
Imagino que ya no recordáis cuando en aquel frío diciembre de aquel oscuro y franquista año, os escribí una carta pidiendo un país distinto, con una democracia consolidada, fuerte, sin presos políticos en la cárcel de Carabanchel. Recuerdo, que un primero de mes de aquellos amargos años, cuando lleno de ilusiones os hice llegar mi carta en la que os pedía libertad para un país, el mío, el que estaba dirigido por un dictador, por un golpista genocida, bajito, monotesticular, con bigotito y voz aflautada. Porque para mí, la bicicleta, el tren eléctrico o las canicas eran cosas secundarías, yo quería libertad y ver a la gente feliz, sin miedo a que la Brigada Político Social llevara cada dos por tres al Ministerio de la Gobernación a personas que tan sólo pedían un país libre como lo eran nuestros vecinos europeos, porque solo pedían como yo, poder jugar a votar en un país democrático, a que las mujeres tuvieran los mismos derechos que los hombres, a que la prensa derrocara gobiernos corruptos en vez de sustentarlos.

Quiero que recordéis cuando en aquel humilde colegio los profesores nos hacían cantar el Cara al Sol después del Padre Nuestro y la tabla de multiplicar frente a los retratos de dos dictadores y un viejo crucifijo de madera con un Cristo testigo de todos los abusos que allí se cometían. Fui uno de los que más hostias se llevó. Recuerdo la que nos cayó a otros compañeros y a mí cuando nos llevaron de excursión "cultural" a la editorial del periódico El Alcázar, no os voy a engañar, nos cayó una manta de hostias sin precedentes, porque solo a un crío se le ocurriría en ese lugar decir algo inoportuno de unas fotografías de dirigentes del régimen que allí tenían orgullosamente expuestas, de cuyo rostro ya ni me acuerdo. Eso sí, su maldita violencia no se me olvidará jamás.



Éramos solo unos críos, y sin saberlo, estaban curtiendo a hombres que luego darían mucho de ellos mismos por la libertad. Los mejores, los más tímidos cayeron posteriormente en la heroína a principios de los 80. La última vez que vi a mi gran amigo de colegio fue andando como un zombi por el barrio con una jeringuilla pinchada en el cuello, me vio, se acercó y despues de pedirme 20 duros jamás le volví a ver. Machacaron la conciencia de los mejores. No había piedad, eran máquinas de destruir cualquier personalidad y bastaba con dar en tu yo más sensible para hacer que te sintieras una mierda como persona y caer en el primer infierno que en ese momento esa sociedad te ofrecía. Los más débiles terminaron cayendo sin redención. Recuerdo que cuando nos pegaban ya no llorábamos y eso les enojaba aún más, portarse bien era ser un “patriota" nacional católico, no entendíamos de derechas ni de izquierdas, pero sabíamos que lo que hacían con nosotros era muy injusto. Claro, de todo esto te das cuenta con el paso de los años… muchos años.
Recuerdo que en la clase de aquel maldito colegio no había calefacción, solo había una pequeña estufa eléctrica que calentaba únicamente los huevos del maestro. Los catarros y otras enfermedades eran frecuentes en invierno, los alumnos apestabamos a mata piojos, ellos también hacían su agosto. El verano era como estar en un infierno de Dante, pero ya sabéis, cuando eres un crío casi que no le das importancia a eso y te preocupa mucho más la hora del timbre, esa que significaba el fin de la tortura para salir y hacer trompos con la peonza. Era la época en que el régimen franquista nos vendía una especie de "American Way of Life" con un tufo fascista del que se beneficiaban solo sus caciques. Al final de curso solo aprobaban a la primera los hijos del régimen, al resto, nos tocaba estudiar en verano. Seguro que vosotros también os acordáis de aquello con estupor.


¡¡¡ Qué huevos los vuestros !!!

¿Es que... dejar bajo el puto arbolito navideño las jodidas zapatillas marca La Tórtola de la famosa zapatería “Los Guerrilleros” no os gustaba o qué? Porque esto no ha cambiado tanto, nos han vendido una democracia que durante 38 años no ha sido tal, había dos partidos que se repartían el país y nos decían continuamente que éramos libres, y mientras les votaban nos robaban la cartera, pero parece que todo esto sigue siendo igual, esta vetusta Constitución es solo para algunos. Otros cada vez tenemos menos derechos y libertades. Reyes Magos, se están cargando todo, el Sistema Sanitario es un desastre, están destruyéndolo para que nos vayamos a la sanidad privada de sus amigotes. Hemos rescatado a verdaderos ladrones de bancos mientras recortaban en dependencia y en ayudas a la violencia machista proveniente de ese régimen, y siguen ganando las elecciones los corruptos. La clase obrera cada vez gana menos y tiene menos derechos, la educación es un sentimiento nostálgico de un ministro tardofranquista de esta época que os cuento, es decir, esto no ha cambiado mucho queridos Reyes Magos. Acordaos la que os montaron el año pasado los nietos del franquismo por los trajes que llevabais, un poco más y os aplican la Ley antiterrorista. ¡¡Qué reaccionarios son!!

Pero eso sí, no dejéis de venir el año que viene, porque si esto no cambia, os voy a volver a escribir una carta, pero esta vez no voy a ser tan reverente.

Atentamente.
Suso