domingo, 17 de abril de 2016

Patriotas, Offshores y otras cintas de vídeo.

Sinvergüenzas en Panamá: UK Lines, la empresa que Soria fingió no conocer y que fue fundada por su padre.

Que desconociese los datos del INE en virtud de los cuales se muestra como la pobreza energética ha aumentado un 69% en España, no es lo importante. Ya sabemos todos que esta especie política no está al servicio de la gente, llegaron para enriquecerse con la política y moverse entre U.T.E's de defraudadores y sinvergüenzas.
Lo realmente significativo, es el desprecio y el dolo con el que se puede exponer una actitud y conducta igual de  retadora como de hipócrita, propia de quienes saben que cuando no exista salida posible a sus mentiras, siempre quedará el recurso de la fuerza en forma de ley al servicio de quien más tiene, para silenciar y acallar una sociedad que a todas luces evidencian despreciar. Por no llamar a sus señorías sociópatas.

Su credibilidad ofrece el mismo valor que los argumentos del que probablemente haya sido uno de los ministros más nocivos, dañinos y perjudiciales para la sociedad española; el todavía ex responsable de Industria José Manuel Soria, cuando pretende justificar su relación con paraísos fiscales, sociedades opacas y empresas offshore, fingiendo cualquier mentira para cubrir la única verdad: evadir y pagar la menor cantidad de impuestos en el país al que aparenta representar en materia de Industria, y que en realidad sólo es el país al que, sirviendo a terceros, ha malvendido, engañado y sumido en el secuestro y pobreza energética.


En la "rica y prospera" España de Rajoy que crece al 3%, hay 5 millones de personas que no pueden calentar su vivienda. Solo se me ocurre un calificativo para quienes mienten: Sinvergüenzas.

Una pobreza energética, sobre la que, actuando con un cinismo sólo comparable al nivel de hipocresía mostrado, califica de mentira su existencia, para quedar en silencio cuando se le indica que los datos provienen del INE ( Instituto Nacional de Estadística).

A eso señor Soria, en mi pueblo se le tilda de sinvergüenza. En España, en la que en los últimos tiempos florecen los los salvapatrias tanto políticos como periodísticos, o en el suyo, Canarias, le tildan de cosas todavía peores. En el de todos, si toda la sociedad tuviese acceso a los datos, cifras y hechos de su gestión, no existiría condena suficiente para compensar la mentira y el perjuicio económico y social que ha provocado.

Por supuesto, que se le tilde de “sinvergüenza” es nada comparado con el subdesarrollo y la pobreza energética a la que ha condenado a todo un país, mientras permite a la oligopólica organización delictuosa de las compañías eléctricas beneficiarse en virtud de un Impuesto al Sol, dictado de espaldas a la población, dolosa para los que pagan impuestos que él no paga y único en todo el planeta, imponer el pago y peaje obligados sin capacidad ni libertad para que nadie pueda salirse de una factura eléctrica que hace su agosto cada mes y genera beneficios mil millonarios fruto de connivencia y corrupción a partes triste y escandalosamente iguales.

Un sinvergüenza es alguien que aun con las todas pruebas delante de sus narices, atribuye sus vínculos con Panamá, a una “cadena de errores”. Añadamos además que es usted Ministro.

La única cadena de errores es que llevamos cuarenta años cometiendo el mismo error, votarles, permitir, consentir y callar ante el hecho de que hoy, un puñado de sinvergüenzas se hagan llamar políticos y se sigan burlando y riendo de todos mientras fingen no saber nada del engaño que perpetran a toda una sociedad.

Una de las mayores contradicciones e incapacidades de sostener un argumento, a todas luces plagado de falsedades que se recuerdan en una intervención pública, mientras durante esa mañana todo su partido aseguraba que “ni él ni nadie de su familia tenia ningún tipo de relación accionarial con la empresa UK lines”, la documentación, los registros y la evidencia no le dejaron otra salida que tener que admitir que su propio padre fue el fundador de dicha empresa, una empresa que creó filiales opacas con el mismo nombre en Bahamas, sin mas utilidad evidente que la de evadir y evitar el pago de impuestos en la máxima cantidad posible bajo entramados societarios con capacidad para ocultar el rastro de capitales hasta hacerlos prácticamente invisibles.

En mi pueblo y en el de cualquiera, a esta calaña les suelen llamar SINVERGÜENZAS.

La única diferencia es que en un país democráticamente decente, a este tipo de sinvergüenzas, se les habría corrido a gorrazos por todos los medios de comunicación, se les habría obligado a devolver preventivamente TODO lo ocultado, se les hubiese expulsado de la política con una mano delante y otra detrás, bajo amenaza de echarles a la fuente un día sí y otro día también si se les ocurría volver a poner los pies en el plano empresarial o político.